AUSTRALIA
SE SACUDE POR VIDEO QUE MUESTRA LA BRUTAL TORTURA CONTRA MENORES EN
REFORMATORIOS
Publicado
julio 26, 2016
ADVERTENCIA:
LAS IMÁGENES SIGUIENTES PUEDEN SER MUY OFENSIVAS Y VIOLENTAS PARA MUCHOS. SE
RECOMIENDA QUE MENORES DE 18 AÑOS NO LAS VEAN.
Las
imágenes, emitidas anoche en el programa “Four Corners” de la televisión
estatal ABC, muestran las torturas grabadas por las cámaras de seguridad del
recinto y otros dispositivos electrónicos que llevaban los propios guardas.
Sídney
Australia, 26 jul (EFE).- El Primer Ministro de Australia, Malcolm Turnbull,
anunció hoy una investigación en los reformatorios del norte del país, donde
vive una amplia población aborigen, tras la difusión de videos y fotografías de
casos de tortura a jóvenes detenidos en Darwin.
Un
adolescente con el cuello atado al respaldo de una silla y la cabeza cubierta
por una capucha y el uso de gas lacrimógeno en las celdas de menores son
algunos abusos que los guardias del centro Don Dale cometían con los internos,
según el material divulgado.
La
imágenes, emitidas anoche en el programa “Four Corners” de la televisión
estatal ABC, muestran las torturas grabadas por las cámaras de seguridad del
recinto y otros dispositivos electrónicos que llevaban los propios guardas.
Turnbull
expresó su conmoción por lo acontecido y señaló que la comisión investigadora
determinará “si existe una cultura (de torturas) extendida en el sistema de
detención en el Territorio Norte o si era específica a ese centro”.
La
investigación también deberá “profundizar sobre lo que pasó en Don Dale y
esclarecer si hay otros asuntos vinculados que debamos ver”, añadió el
gobernante.
Una de
las primeras reacciones del Gobierno ha sido la destitución del ministro de
Servicios Penitenciarios del Territorio Norte, John Elferink.
Líderes
políticos y sociales, Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y usuarios de las
redes sociales han condenado las torturas, el maltrato y los abusos verbales,
como los innumerables insultos que proferían los guardias a las víctimas
internadas en el reformatorio, donde se recluía a niños de entre 10 y 17 años.
En
declaraciones al canal ABC, el abogado John Lawrence comparó el trato que
recibían los menores al que sufren los presos en la prisión de Guantánamo.
En el
Territorio Norte, cuya capital es Darwin y cuenta con una amplia población
aborigen, el 96 por ciento de los menores recluidos en los reformatorios son
indígenas, y muchos de ellos han sufrido abandono o conflictos familiares.
Dylan
Voller, un aborigen que ahora tiene 17 años de edad, es una de las víctimas de
Don Dale.
En uno
de los episodios más duros del reportaje periodístico, Voller aparece con la
cabeza cubierta por una capucha blanca que le dificulta la respiración, y se ve
cómo le atan a una silla con grilletes, las piernas, los brazos y el cuello, y
lo dejan solo en castigo por tratar de autolesionarse.
“Relájate
(…) Volveremos a visitarte. No te queremos mantener así”, le dice al
adolescente uno de los guardas.
Otra
grabación, de 2014, muestra a los cuidadores cuando rocían con gases
lacrimógenos una celda donde se encuentra media docena de jóvenes y, entre
risas, arremeten contra ellos sin ningún intento de negociar o tranquilizar a
los menores.
Jake
Roper, uno de los niños aborígenes que aparecen en esas imágenes, ingresó en
Don Dale por robar un coche mientras se encontraba sin hogar.
Roper,
que se pasó 15 días en una celda de aislamiento por intentar escaparse,
recuerda que el tiempo que pasó internado en el reformatorio fue “básicamente
tratado como un animal”.
Los
aborígenes entre 10 y 17 años de edad representan el 59 por ciento de la
población carcelaria en Australia, un país de 23 millones de habitantes, de los
cuales unos 450 mil son aborígenes, según datos de Amnistía Internacional.
Los
aborígenes australianos han sido víctimas de constante maltrato desde la
colonización, además de desposeídos de sus tierras y discriminados
sistemáticamente.
Incluso
durante décadas y en pleno siglo XX sus hijos les fueron arrebatados para ser
cuidados por familias o instituciones de blancos en lo que se denominó “la
generación robada”, que afectó a unos 100 mil menores aborígenes separados de
sus familias entre 1910 y 1970.