LOS
10 PUEBLOS DE ESPAÑA CON MÁS ENCANTO
En el interior de España, concretamente, en la comunidad autónoma de Extremadura, se encuentra un paraíso con pueblos y aldeas llenos de encanto y buena comida. Extremadura tiene innumerables municipios para visitar y desaparecer un rato en lugares alejados de la geografía peninsular.
CASTILLO
DE TREVEJO.
Trevejo es
una aldea recóndita en Sierra de Gata (a apenas 3 horas de Madrid, con autovía
hasta Moraleja), pero con hoteles y apartamentos turísticos que suponen el
contrapunto a las ruinas del castillo musulmán que preside su colina. Es un
pueblo con aires de fantasmagoría, envuelto en el silencio y en un paisaje
pedregoso.
Un lugar
impregnado de magnetismo histórico y misterioso, que conserva, además, una
curiosa ermita dedicada a San Juan Bautista, donde se pueden observar tumbas
antropomórficas.
GUADALUPE
Solo por
este impresionante edificio, que deja entrever el rico pasado histórico y
cultural de la región extremeña y que alberga a una virgen morena, merece la
pena visitar Guadalupe, que es Patrimonio de la Humanidad.
El
monasterio es un edificio único por ser una curiosa mezcla de estilos gótico,
mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico. Su fachada mudéjar, supone un
impacto visual de altura. Es un lugar de impactante belleza, que cautivó, ni
más ni menos, que a Isabel la Católica. Aquí, Colón se encomendó a la virgen
(patrona de Extremadura y reina de la Hispanidad), y bautizó a dos indígenas
del Nuevo Mundo.
Pero más
allá de su popular monasterio, que es Monumento Nacional, en Guadalupe de
pueden recorrer escarpadas calles, visitar la antigua judería, el Arco de
Sevilla, el antiguo Colegio de Infantes (actual parador de turismo) y darse un
respiro en el Geoparque de las Villuercas, Ibores-Jara.
ZAFRA
Es un
típico municipio extremeño, con una ciudad pequeña que alberga cerca de 16.000
habitantes. Popular por sus mercados ganaderos y la popular Feria Internacional
Ganadera, que se desarrolla desde hace más de 400 años, aproximadamente.
Zafra
también es muy popular por sus plazas Grande y Chica. Darse un paseo por sus
calles blancas es descubrir múltiples palacios, como el palacio de los Duques
de Feria, e iglesias, como La Candelaria, y recorrer suelos empedrados al más
puro estilo del Siglo de Oro español.
Es un
pueblo con encanto y muy cuidado, además de estar bien comunicado: a medio
camino de Badajoz, Mérida, Sevilla, Huelva y Córdoba.
TRUJILLO
Es un
pueblo monumental. Su castillo es el más visitado de Extremadura: una fortaleza
que domina sobre toda la ciudad.
Se accede
al castillo dando un paseo desde la imponente Plaza Mayor: una caminata que
atraviesa casas antiguas e iglesias medievales. Si se parte desde la estatua
ecuestre de Francisco Pizarro, que preside la plaza Mayor, (conquistador de
Perú) tomará unos 10 minutos subir al castillo por un sendero pedregoso. Para
entrar en esta fortaleza medieval, hay que pagar un precio simbólico (no llega
a los 2 euros).
Aquí
también nació Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas.
GRANADILLA
Este es un
pueblo fantasma, deshabitado desde 1964, pero el nivel del agua nunca llegó a
cubrir esta fortificación árabe, declarada Conjunto Histórico Artístico a
partir de 1980.
Granadilla
es como la Pompeya extremeña. Se puede recorrer su muralla y subir a la torre
del castillo, pero hay que estar atento, porque el pueblo tiene horario de
cierre.
FREGENAL
DE LA SIERRA
Posee un
castillo templario en cuyo interior hay una plaza de toros y un mercado de
abastos. La arquitectura solariega de las casas de este particular municipio de
la provincia de Badajoz, así como las Iglesias de Santa María, Santa Ana y
Santa Catalina, han convertido este pueblo en uno de los conjuntos históricos
más extensos y mejor conservados de toda Extremadura.
MONTÁNCHEZ
El balcón
de Extremadura. Es un pueblo encaramado en lo alto de su propia sierra: la
sierra de Montánchez y famoso por su jamón.
Subir al
castillo de Montánchez no tiene precio, allí se puede desentrañar el por qué de
su situación privilegiada en el centro geográfico de la región, además de
observar las murallas que rodean este imponente recinto, en el que se pueden
visitar sus aljibes, bodega, torre del homenaje y una ermita del siglo XVII.
CORIA
Cuando
Salamanca era solo una aldea, Coria ya era una importante ciudad, donde la
Inquisición tenía una sede (que se puede visitar) y de las primeras diócesis de
la península. Es un pueblo famoso por sus festejos taurinos (los Sanjuanes de
Coria), pero hay mucho más por descubrir.
Con
historia romana, islámica y cristiana, Coria es un pueblo del norte extremeño
que se despliega a través de pequeñas calles, que llevan hasta su más preciada
joya: la catedral, que sustituyó a la mezquita. Una seo del siglo XIV que reúne
una curiosa amalgama de estilos.
Sus
murallas romanas datan del siglo III. Se puede visitar el puente romano sin
río; esta estructura servía para cruzar el Alagón, pero el gran terremoto de
Lisboa cambió el curso del agua. Otro de sus atractivos es la cárcel real.
VILLANUEVA
DE LA VERA
Calles
estrechinas, sinuosas y adornadas con macetas, pequeños y típicos arroyos que
llegan hasta las zonas de los huertos y que forman pequeños riachuelos por
todas las vías del pueblo, casitas de arquitectura popular perfectamente
conservadas, una plaza Mayor porticada con una popular fuente en el centro: así
este este pueblo.
Las casas
veratas (construidas con vigas de madera, adobe y piedra) suelen presentar tres
o cuatro niveles en altura para aprovechar el suelo y aislarse del terreno
húmedo. El agua está muy presente en Villanueva de la Vera, un pueblo
encantador declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1984.
LLERENA
Antigua propiedad de la Orden de Santiago y
sede de la Inquisición extremeña. Llerena es un municipio pacense que alberga
importantes monumentos, entre los que destacan las iglesias de Santiago y
Virgen de la Granada.
Su
espléndida galería de arcos se utilizaba para contemplar los múltiples eventos
que acogía la plaza Mayor (festejos taurinos, mercados…). Muy cerca de Llerena
se encuentra Casas de Reina, que guarda los restos romanos de Regina, en Sierra
Morena, donde se conserva un magnífico teatro con capacidad para mil
espectadores y que es uno de los mejores conservados de toda la Hispania
romana.
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